SOLEMNE MISA Y BENDICIÓN DEL LIGNUM CRUCIS, DE LA COFRADIA DE LA VERA-CRUZ DE ARJONILLA, PRESIDIDA POR EL SEÑOR OBISPO
La Cofradía de la Santa Vera Cruz con motivo de la recepción de una reliquia del Lignum Crucis, ha celebrado una Misa Solemne presidida por nuestro Obispo Don Amadeo Rodríguez Magro, este sábado 8 de junio a las 20 horas, en la Iglesia Parroquial de la Encarnación.
El obispo, junto a los demás celebrantes, una vez revestidos en la ermita de Jesús Nazareno, en solemne procesión, entraron en el templo, por la puerta del Perdón, bajo los acordes y el cántico del Hosanna Filio David de Schubert y el Canticorum Iubilo de Haendel, interpretados espléndidamente por la Coral “Virgen de Linarejos”. Una vez en el altar, comenzó la Santa Misa, en el acto penitencial se cantó el Kyrie de Taizé, prosiguiendo con el Gloria de Vivaldi, antes del evangelio, el Aleluya de Haendel; durante el ofertorio “Gabriel´s Oboe de Morricone, En el rito de la paz el “Dona nobis pacem” de Mozart; durante la Comunión “Anima Christi de Frisina y “Ave Verum” de Mozart, finalizando con el “Ave Maria” de Caccini.
Tras las lecturas y la proclamación del evangelio por el párroco Don Ángel Sigüenza Fuentes, el Señor Obispo, comenzó su homilía saludando a los dos sacerdotes y a los seminaristas que le acompañaban en el altar, cumplimentando seguidamente al Sr Alcalde, demás autoridades asistentes, Cofradías de la Vera-Cruz y fieles.
En su alocución resaltó la fiesta que celebramos, que, junto a la Vigilia Pascual, madre de todas las vigilias, corazón de la vida cristiana donde celebramos la resurrección de nuestro Señor, la historia de nuestra salvación, la de hoy, la vigilia de Pentecostés, donde la iglesia está expectante porque sabe que lo que celebra es decisivo para su propia vida, porque renovamos los misterios que sucedieron hace veinte siglos.
Dios, primero envió a su hijo para redimirnos y después envió su Espíritu y cambió la faz de la tierra, porque el Espíritu removió las entrañas del mundo para que reconociera y aceptara la acción salvadora de Dios, la presencia de Jesucristo, sobre todo para que el mundo comprendiera que todo aquello había sucedido por AMOR. Lo que Dios quiere es hacernos a nosotros partícipes del cambio del mundo. La relación de Dios con nosotros no es sólo renovar las condiciones sociales, lo que quiere cambiar son las motivaciones más profundas, los valores, porque solamente así cambia el mundo y nos envió a su hijo, Jesucristo, para que creyendo en Él tengamos una vida nueva.
Prosiguió diciendo que para garantizar eso nos prometieron el envío del Espíritu Santo que vino sobre los doce y, así comenzó la actividad en Jerusalén, en toda Judea y hasta los confines de la tierra. Pero no les dijo como tenían que hacerlo, sino que les prometió su Espíritu. No serán vuestras palabras ni vuestra capacidad de convicción lo que cambiará el mundo, ninguno de nosotros podemos cambiar el corazón de nadie, el que cambia el corazón del ser humano, el que puede llevarnos a la fe y hasta Jesucristo y dar la vida por Él es el Espíritu.
La fe es un encuentro personal con Jesucristo que nos cambia la vida. El Espíritu Santo por la palabra y la predicación de los apóstoles mueve nuestros corazones para creer en Jesucristo, porque la fe es un don de Dios a través de su Espíritu y si compartimos nuestra fe con los demás el Espíritu Santo nos acompaña y nos fortalece, pues eso es lo que estamos celebrando porque, el Espíritu Santo, proyecta siempre nuestra vida hacia la fe en Cristo Jesús que es el centro de nuestra vida, el centro de nuestra fe, misterio pascual de Cristo muerto y resucitado.
Citó a los dos grandes apóstoles Pedro y Pablo, como fue su experiencia en el conocimiento del Señor, la respuesta de Pedro a la pregunta de Jesús cuando le dijo: ¿me amas?, es la misma pregunta que nos hace a nosotros: y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Cuando tenemos que confrontar de verdad nuestra fe, cuando la tenemos que poner ante circunstancias de la vida, en momentos importantes, en decisiones de la vida. Sin embargo, Pablo se convirtió a la primera, ha sido el que nos ha dejado las expresiones más bellas del pensamiento espiritual de la iglesia de los comienzos, más bellas y más profundas de la cruz como amor de Dios, como amor redentor de Cristo.
Hoy nosotros estamos celebrando un acontecimiento muy singular, ha llegado aquí un pequeño fragmento autentificado de la Vera-Cruz, en el fondo, lo que nos ha llegado es una manifestación del amor de Dios en Cristo, una provocación, porque es una invitación a todos nosotros y a nuestra propia vida, es una invitación a creer en Cristo Jesús, a aceptar la salvación que nos da y a acoger con gratitud el amor salvador de Cristo.
Este signo ha llegado a nosotros, justamente, para fortalecer nuestra fe, para que creamos en Él. ¡Alegraos! , yo me alegro y ahora que estoy aquí disfrutando, participando en una ceremonia y en una celebración tan bella, me alegro de estar aquí esta tarde, porque en pleno siglo veintiuno, con todo lo que está cayendo en estos tiempos, en esta época de tanta secularización, de tanto alejamiento de Dios, ¡Qué la fe y la vida cristiana que estoy viviendo en este precioso acontecimiento, más de búsqueda de Dios, más de búsqueda de la verdad de Cristo, de las mejores épocas de la iglesia, que el Señor dé la alegría de tener entre vosotros la señal de ese amor y os fortalezca vuestra fe y, sobre todo, le pido al Espíritu Santo, el dulce huésped de nuestras almas y dirija vuestros corazones siempre hacia Cristo Jesús, para que le confesemos en todos los momentos y en todas las circunstancias de nuestra vida. Amén.
Después, Don Amadeo, bendijo el Santo Lignum Crucis y lo colocó en un lugar especialmente preparado para su exposición.
Finalizada la Eucaristía el Señor Obispo agradeció a todos su presencia, besó la reliquia y todo el pueblo pasó a venerar con su ósculo tan preciado trozo de la Cruz de Cristo.
Como datos al margen, comentaré que en nuestro pueblo ya tuvimos un Lignum Crucis o “árbol de la cruz”, en el siglo XVIII, según un artículo publicado en el Boletín del Instituto de Estudios Jienenses en 1996, donde aparece en el apartado de bienes muebles del Inventario post mortem de los bienes de Doña Leonor Pérez de Vargas y D. Bernardo Jiménez Cano.
Y de esta manera, tras casi hora y media, finalizó la hermosa celebración que ha dado un plus espiritual más a los arjonilleros y todos los cristianos.
Los historiadores cuentan que, a finales del siglo IV, se repartieron fragmentos de la cruz de Cristo, conservados en cajas en forma de cruz llamadas “estaurotecas” que tenían en el centro un vano para colocar la reliquia, sobre el vano se solía poner una piedra preciosa que impedía el contacto visual con el trozo de madera. Desde el siglo VI las colocan un cristal y quitan la piedra.
Las más famosas estaurotecas son: la de Limbourg (siglo X), la de la Catedral de Cosenza y de la Catedral de Nápoles (siglo XII). y la de la Catedral de Génova (siglo XIII).
La reliquia más grande conservada se encuentra en el Monasterio de Santo Toribio de Liébana, Cantabria, por delante de la que se custodia en San Pedro del Vaticano.
Aparecen fragmentos de la Vera Cruz en Santa Maria dels Turers de Bañolas (Gerona) y en la Cruz procesional del Monasterio de Santa María de Vilabertrán,
Es célebre la llamada Cruz de Caravaca custodiada por la Real e Ilustre Cofradía de la Stma. y Vera Cruz en la Basílica de la Vera Cruz.
En la Colegiata de Santa María la Mayor de Caspe (Zaragoza), vuelve a ser expuesta al público la Vera Cruz de Caspe, tras su restauración.
En España son varias las cofradías que poseen un Lignum Crucis que, generalmente, acompaña a sus imágenes titulares durante la Semana Santa. Este es el caso de León, de la Hermandad malagueña del Monte Calvario. En la misma provincia de Málaga, en la ciudad de Vélez-Málaga dos hermandades portan también reliquias del Lignum Crucis, igualmente, la Real Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Alhaurín el Grande,
La Ilustre Hermandad de la Santa Vera Cruz —la más antigua de Gijón, también cuenta con un Lignum Crucis. En Valladolid, la Cofradía de la Santa Vera-Cruz cierra su Procesión de Regla con la Custodia del Lignum Crucis, labrada en oro y piedras preciosas entre 1500 y 1550. En su parte superior, se encuentra el ostensorio, donde se encuentra alojado un fragmento de la madera procedente de Liébana.
En Salamanca la cofradía de la Vera Cruz abre la procesión del Resucitado con el paso del Lignum Crucis,
En la Semana Santa Soriana, la Cofradía del Santo Entierro de Cristo de Soria, porta a hombros el paso del Lignum Crucis (1968 )
En la semana santa de Andújar, la Hermandad de Nuestra Señora de las Angustias, porta en el paso de costaleros de salida del Viernes Santo un Lignum Crucis dentro de un relicario de plata de Ley que data del siglo XV.
En la provincia de Córdoba, Puente Genil y Aguilar de la Frontera, también poseen un Lignum Crucis.
En Sevilla, la Hermandad de Vera-Cruz (Sevilla) porta un relicario con el lignum crucis que es besado por los fieles durante su estación de penitencia. Aparte otras tres hermandades, la de La Lanzada (Sevilla), la de La Estrella (Sevilla) y la de los Dolores (El Viso del Alcor) .
Asimismo, poseen sendos relicarios, en Marchena, en Alcalá de Río y en Dos Hermanas, las hermandades de la Vera-Cruz.
En Murcia, la Cofradía del Santo Sepulcro porta una reliquia del Lignum Crucis junto al Cristo de Santa Clara la Real.
En la Semana Santa de Guatemala, sólo existe un Lignum Crucis auténtico el cual pertenece a la Cofradía de la Santa Vera Cruz del Templo Histórico de San Francisco, en la ahora Ciudad Capital, desde 1533.
En la isla de Tenerife existen restos del Lignum Crucis, entre otros lugares, en las Iglesias de la Concepción de San Cristóbal de La Laguna y Santa Cruz de Tenerife, esta última se da a besar a los fieles el día 3 de mayo.
Aurelio Ortega Barrera.